Viejo Oeste, así era vivir en esta época tan salvaje
Aunque en diferentes films hemos podido ver diversas versiones del Salvaje Oeste, la realidad es que este era mucho más crudo de lo que pudiéramos llegar a imaginar. El índice de criminalidad y homicidios era extremadamente alto, y los asaltos a los pequeños grupos étnicos que allí habitaban antes de la llegada de la <<civilización>> eran tremendamente salvajes. La competencia que existía entre los hombres por atraer a las mujeres también era realmente inhumana, pues para impresionarlas mataban a sus contrincantes. Lejos de la seducción, muchos de los hombres también combatían entre sí por la Fiebre del Oro, y es que un gran número de los que llegaban al Oeste lo hacían en busca de una gran fortuna que les haría ricos para siempre.
Sí, sin lugar a dudas el Viejo Oeste fue una de las etapas más oscuras de la historia de Estados Unidos. No obstante no deja de ser de lo más atractiva para los aficionados que estudian cada una de las etapas de esta época, pues muchos de los sucesos y personajes que tuvieron lugar a lo largo de estos años fueron, por un motivo u otro, francamente fascinantes.
La conquista del Oeste
Entre el siglo XIX y el siglo XX tuvo lugar la expansión de Estados Unidos a las zonas inexploradas del Oeste. La migración de miles de personas hacia el Oeste acabó con culturas ancestrales y minorías étnicas que allí habitaban, justificándose tras la doctrina del destino manifiesto, el cual afirmaba que todo aquello cuanto ocurría formaba parte de un plan divino cuyo objetivo era hacer llegar los avances de la ciencia y la única y verdadera religión a estos lugares inexplorados.
Como podrás intuir esta invasión no fue plato de buen gusto para las diferentes etnias que habitaban en la zona Oeste de Estados Unidos. Pues tuvieron lugar una variedad de conflictos que luego se representarían en infinidad de libros, pinturas, películas e inclusos videojuegos.
Pueblos del Salvaje Oeste
No fueron pocos los pueblos que se levantaron tras la migración de cientos de personas que llegaban al Oeste en busca de fortuna. El gran hallazgo de oro, plata y minerales valiosos atraía cada semana a cientos de personas que se asentaban en estos pequeños lugares y hacían vida en ellos.
Además de la minería (el cual era el negocio principal de mucho de estos pueblos) comenzaron a surgir otras formas de lucrarse, como la ganadería, los lugares de hospedaje, los saloons en los que cada día decenas de hombres disfrutaban de todo tipo de bebidas alcohólicas, las casas de juego y, por supuesto, los muchos prostíbulos.
Muchos de estos pueblos siguen en pie a día de hoy, eso sí, se trata de pueblos fantasmas. Sin embargo esto no es impedimento para que cada año cientos de turistas se desplacen a estas zonas para descubrir los lugares en los que habitaban los famosos vaqueros de la época.
El papel de los indios
Los amerindios habitaron las tierras de Norteamérica desde hacía miles de años, llegando a gestionar un sistema propio de organización en sus tribus. Con la migración de los europeos muchas de estas tribus llegaron a su fin, pues se rompió el equilibrio de estos pueblos a causa de la explotación de recursos y la propagación de diversas enfermedades que estos traían consigo.
Si bien es cierto que durante los siglos posteriores se firmaron diversos tratados con estos pueblos, el intento de la milicia por apropiarse de las tierras asignadas a los indios provocó una gran variedad de conflicto que culminaron con la muerte de millones de personas durante las llamadas <Guerras Indias> .
Los famosos duelos
En los pueblos en los que aún no había ningún tipo de leyes instauradas, los problemas se resolvían a tiros. Por eso se crearon los famosos duelos como un sistema judicial implacable. En estos enfrentamientos dos hombres estaban dispuestos a morir por defender su honor. Esto ha sido escenificado en infinidad de películas basadas en el modo de vida del lejano Oeste.
La mayor parte de estos duelos tenían que ver con disputas por mujeres o trampas en los juegos que transcurrían en los ya mencionados saloons, y ciertamente no fueron pocos los hombres que murieron en pos de defender su honor.