Las libélulas, cosas curiosas sobre este fascinante insecto
Hay insectos que nos causan asco, terror e incluso odio, pero hay otros que, por alguna extraña razón, nos producen un profundo interés y simpatía. En este último caso se encuentras las libélulas, un animal que hemos visto muchas veces por los campos y no parece molestarnos su presencia, todo lo contrario que sí que ocurre con otros insectos mucho más pequeños que ellos.
El tamaño de las libélulas es muy variado, el más pequeño que se conoce era del tamaño de una uña, pero los más grandes pueden alcanzar los 9 centímetros de largo, a lo que hay que añadir entre 2 y 19 centímetros de alas.
Un dato peculiar es el hecho de que las libélulas pueden ver absolutamente todo lo que hay a su alrededor, incluso lo que tienen detrás, sin girar la cabeza. Esto es posible porque sus ojos se conectan en la parte trasera de la cabeza, por lo que tienen una visión de 360 grados que le convierte en el insecto con mejor vista de todos. Eso sí, la calidad de su visión es inferior a la humana quien, si bien tiene una panorámica menor, logra hacerlo con mayor nitidez.
Existen más de 5.000 especies de libélulas pero se cree que hay muchas más, de hecho, recientemente se ha encontrado una nueva especie de libélula, lo cual nos hace pensar que, si se sigue investigando en otras zonas tropicales, se podrían encontrar incluso otras muchas más.
Qué comen las libélulas
Las libélulas son predominantemente carnívoras y se alimentan de insectos de menor tamaño como los mosquitos, los cuales atrapan al vuelo siendo ellas mucho más veloces y teniendo mejor vista. Es por ello que su existencia es buena para el ecosistema reduciendo la cantidad de estos animales que son mucho más molestos para los seres humanos y otros animales. Estando en el agua, se alimentan de larvas de mosquitos, gusanos, renacuajos y hasta peces muy pequeños que habiten en su hábitat cuando son ninfas.
Un dato sorprendente de la libélula es que pueden llegar a ingerir una cantidad igual a lo que ellas mismas pesan en tan solo media hora. Escapar de ellas parece prácticamente imposible y más aún si utiliza su arma secreta, que no es otra que la expulsión de agua desde el recto del ano que sirve como una propulsión adicional para moverse aún más rápido y alcanzar hasta las presas más rápidas.
Pueden comer también abejas y polillas pero sus manjares preferidos son las moscas y los mosquitos. Además, son lo suficientemente inteligentes como para cazar en grupo si desean atacar a grandes colonias de termitas u hormigas, otro de los alimentos que comen, y es que, este fenómeno de la naturaleza como casi cualquier cosa que esté a su alcance y pueda ser cazado. Por suerte, los seres humanos, no entramos en esta lista.
¿Pican las libélulas?
En este punto debemos estar totalmente tranquilos. Una libélula jamás picará a una persona sin motivo ninguno. Tan solo podrían hacerlo en caso de verse amenazada o provocada, pero incluso en esos casos, apenas podrán causarnos casi ningún dolor, ni siquiera sería posible que rompieran nuestra propia piel. No obstante, quizás las especies más grandes y fuertes sí que puedan hacerlo y provocarnos algo de dolor, pero se consideraría muy pero que muy raro y solo si les hemos provocado nosotros a ellas previamente.
Pero, y en esos casos, ¿corre peligro nuestra vida si nos pica una libélula? La respuesta sería absolutamente no, y es que las libélulas no son venenosas, de hecho no poseen agijón y su pronunciado abdomen tiene utilidad únicamente reproductoria.
Cuánto viven las libélulas y como se reproducen
La mayor parte del tiempo de sus vidas la pasan dentro del agua, como ninfas, en donde pueden alcanzar hasta 8 años. Eso sí, una vez salen de esa fase su vida se reduce enormemente pudiendo sobrevivir un máximo de 7 meses. Dicha cifra, se reduce alarmantemente hasta las dos o tres semanas si se encuentran en zonas más frías de ahí que su hábitat suelen ser las zonas más cálidas y tropicales.
En cuanto a la reproducción, los machos de esta especie son, como en muchas otras, los encargados de cortejar a la mujer. Para ello, realizan un vuelo especial exhibiéndose para cortejar a su compañera. Si ella acepta, ellos se colocan el uno frente al otro, el macho sujeta la cabeza de la hembra con sus pinzas, mientras que ella arquea su cuerpo de tal forma que el macho pueda alcanzar los órganos sexuales de la hembra.
Una vez y se han reproducido, la hembra es, lógicamente, la encargada de poner los huevos, algo que hace dentro del agua o muy cerca de ella.
Las libélulas dinosaurios
Lo más extraordinario de todo es que las libélulas en la prehistoria podían ser mucho más grandes. Aparecieron en la faz de la Tierra hace 300 millones de años más o menos, lo que la convierte en un animal que no solo ha sobrevivido al meteorito que acabó con los dinosaurios y otras muchas especies, sino que también estaba en este planeta incluso antes.
Por aquel entonces, podía comer insectos bastante mayores, pero también de pequeños anfibios como las ranas.