El humor ha existido desde que el hombre es hombre, y aunque a veces parezca fácil hacerlo, convertirse en humorista profesional es tremendamente complicado. La gente piensa que basta solo con hacer reír a los demás, pero tiene mucho más que ver con la propia forma de expresarse, con elegir el momento y el tono adecuado. La audiencia de un humorista no va a ser siempre la misma, y en muchas ocasiones, sobre todo al principio de su carrera, tendrá que enfrentarse a públicos que incluso estén en su contra. Pero ahí radica la grandeza del gran comediante, en ser capaz de sacar una sonrisa incluso del más exigente. Hay tantos tipos de humor como personas en el mundo, y cada cual entiende las bromas y los chistes de una forma muy especial. En España, por ejemplo, hemos tenido genios como Gila, Eugenio o Chiquito de la Calzada, que han hecho reír a millones de espectadores, pero no tenían nada que ver entre ellos.
Cada cual tiene un humor distinto y de hecho, hay personas que no entienden algunos chistes o bromas, o sencillamente, no les hacen gracia. No hace demasiado, los chistes sobre personas homosexuales o discapacitadas eran muy habituales, y no precisamente políticamente correctos. La gente entendía que era humor y no pasaba nada por hacer un poco de gracia sobre esos temas. Sin embargo, los chistes también pueden ser una ofensa, una forma de perpetuar ciertas visiones muy cerriles de la sociedad, estereotipos que pueden hacer mucho daño. Los chistes sexistas, racistas y homófobos ya no tienen tanta cabida en los espectáculos de humor, pero hay gente que los sigue lanzando, por propia convicción. ¿No es acaso parte de la libertad de expresión el poder hacer bromas sobre todo? ¿Hay realmente límites en el humor, o debería haberlos siquiera? Cada semana encontramos un apunte más sobre ese debate, por un comentario en un programa de humor, o por un tweet de algún famoso que se cree divertido e hilarante. Un habitual de este tipo de polémicas es el cómico estadounidense Chris Rock, que ha vuelto a la actualidad por el incidente que sufrió en la gala de los Oscars, donde se llevó un bofetón por parte de un colérico Will Smith.
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