Chris Rock, el monologuista más polémico
El humor ha existido desde que el hombre es hombre, y aunque a veces parezca fácil hacerlo, convertirse en humorista profesional es tremendamente complicado. La gente piensa que basta solo con hacer reír a los demás, pero tiene mucho más que ver con la propia forma de expresarse, con elegir el momento y el tono adecuado. La audiencia de un humorista no va a ser siempre la misma, y en muchas ocasiones, sobre todo al principio de su carrera, tendrá que enfrentarse a públicos que incluso estén en su contra. Pero ahí radica la grandeza del gran comediante, en ser capaz de sacar una sonrisa incluso del más exigente. Hay tantos tipos de humor como personas en el mundo, y cada cual entiende las bromas y los chistes de una forma muy especial. En España, por ejemplo, hemos tenido genios como Gila, Eugenio o Chiquito de la Calzada, que han hecho reír a millones de espectadores, pero no tenían nada que ver entre ellos.
Cada cual tiene un humor distinto y de hecho, hay personas que no entienden algunos chistes o bromas, o sencillamente, no les hacen gracia. No hace demasiado, los chistes sobre personas homosexuales o discapacitadas eran muy habituales, y no precisamente políticamente correctos. La gente entendía que era humor y no pasaba nada por hacer un poco de gracia sobre esos temas. Sin embargo, los chistes también pueden ser una ofensa, una forma de perpetuar ciertas visiones muy cerriles de la sociedad, estereotipos que pueden hacer mucho daño. Los chistes sexistas, racistas y homófobos ya no tienen tanta cabida en los espectáculos de humor, pero hay gente que los sigue lanzando, por propia convicción. ¿No es acaso parte de la libertad de expresión el poder hacer bromas sobre todo? ¿Hay realmente límites en el humor, o debería haberlos siquiera? Cada semana encontramos un apunte más sobre ese debate, por un comentario en un programa de humor, o por un tweet de algún famoso que se cree divertido e hilarante. Un habitual de este tipo de polémicas es el cómico estadounidense Chris Rock, que ha vuelto a la actualidad por el incidente que sufrió en la gala de los Oscars, donde se llevó un bofetón por parte de un colérico Will Smith.
Su incidente con Will Smith en los Oscars
Rock ya había sido presentador de la ceremonia en dos ocasiones anteriores, en 2008 y 2006. Su fama como monologuista y cómico, forjada en el programa Saturday Night Live en los años 90, le ha hecho estar en la cima de la popularidad de lo que llaman Stand up Comedy. Es el estilo de humor a través de monólogos, donde un comediante expone hechos de la vida cotidiana, normalmente con comentarios mordaces e irónicos. Rock ya había demostrado ser bastante polémico en otras ocasiones, pero eso no impidió que presentara un premio dentro de la ceremonia. El resultado lo conocemos todos. Tras soltar una broma bastante poco apropiada sobre Jada Pinkett Smith, su marido, Will Smith, se levanta y le suelta a Rock un bofetón en pleno directo, para volver a su asiento y seguir gritándole. El tipo encajó bien el golpe y ni siquiera presentó denuncia por agresión, pero aquel bofetón en público fue lo más comentado de la ceremonia y de toda la semana posterior.
Una carrera llena de éxitos
Tras el incidente, Smith llegó incluso a subir de nuevo al estrado para recibir su Oscar a Mejor Actor por su interpretación en King Richard. Rock no volvió a aparecer en escena, y muchos pensaron que tampoco había sido para tanto. Que aquello estaba pactado entre los dos, algo un poco ridículo teniendo en cuenta el caudal de críticas que recibieron. O que Rock lo había hecho para ganar en popularidad, ante la salida de su nuevo espectáculo. Normalmente, esa idea viene de personas que no conocen la magnitud de la popularidad de Chris Rock en Estados Unidos, donde es probablemente uno de los cómicos más grandes. Llena pabellones enteros, hace giras nacionales y protagoniza películas millonarias. Su estatus es prácticamente intachable, aunque no se pueda decir lo mismo de su vida…
Rock creció en una familia humilde de Brooklyn y tuvo que soportar la discriminación a la que le sometían sus compañeros blancos en la escuela. De hecho, abandonó la secundaria y comenzó a trabajar en algunos locales de comida rápida cuando todavía era menor. Poco después se aficionó al humor y la actuación, y consiguió pequeños papeles en series televisivas. Su mentor fue Eddie Muyphy (otro gran actor afroamericano que no se ha librado de las polémicas) y fue él quien le dio la oportunidad de participar en algunas películas más importantes. Su salto definitivo a la fama llegó con el programa Saturday Night Live, en 1990, donde formó parte de los Bad Boys junto a gente como Adam Sandler o David Spade. Su fama creció muchísimo y empezó a protagonizar películas en Hollywood, así como a crear series de televisión y discos cómicos. Ganador de cuatro Emmys y tres premios Grammy, es considerado uno de los mejores monologuistas de todos los tiempos.
Adicción al porno, infidelidades…
Acostumbrado a abrirse en canal en sus monólogos, Rock ha ofendido a lo largo de estos años a muchas personas… pero ha sido aún más duro consigo mismo. El humorista siempre se ataca a sí mismo antes que a los demás, y se deja totalmente expuesto, porque piensa que es la única forma de ser realmente auténtico a la hora de hacer humor. En sus espectáculos ha contado anécdotas muy personales, y ha hecho referencia a situaciones vergonzosas de su propia vida, que desde luego no le dejan en buen lugar. Por ejemplo, su divorcio con Maikaa Compton, la mujer con la que se llevó dos décadas, y a la que fue infiel en numerosas ocasiones.
Rock ha asegurado que fue el único culpable del fin de su matrimonio, por sentirse por encima de todos y de todo al poder pagar a cualquiera. Tras el divorcio, su esposa se quedó con la mitad de su fortuna, pero Rock aprendió una lección importante. Necesitaba terapia y ejercicio para llevar una vida más sana y saludable. Y también para dejar atrás la obsesión con el porno que arrastraba desde décadas atrás. En uno de sus monólogos afirmó que llegaba siempre quince minutos tarde a las reuniones por culpa del porno. La gente se lo tomó como una broma, pero viendo sus antecedentes no sería extraño comprobar que estaba basándose en su propia experiencia. Curiosamente, la mujer a la que ofendió en los Oscar, Jada Pinkett, también reconoció ser adicta a la pornografía hace algunos años.
Sus salvajes monólogos
Tal vez muchos no tuvieron a Rock en el radar más allá de sus apariciones en películas como Niños Grandes. Si no habían conocido sus monólogos, puede que se llevaran una sorpresa al saber lo de los Oscar. Sin embargo, el comediante siempre ha tenido a su alrededor un aura de polémica perenne. A lo largo de estos años se ha metido con prácticamente todo el mundo en Hollywood, y muchas de esas bromas le han hecho ser censurado en algunas cadenas y medios. Sin embargo, la Academia volvió a confiar en él, y el resultado ha sido el que todos hemos podido ver. Tal vez Rock se piense mejor sus bromas a partir de ahora… o esto le haga ser aun más salvaje.